lunes, 29 de junio de 2009

Mi honesta opinión sobre las elecciones

A ver, voy a ser perfectamente honesto, aunque me valga insultos o aunque me haga ver como un tipo ingenuo o mezquino, o ambas cosas. Anoche, noche de elecciones legislativas, me pasaron las siguientes cosas:

Me puse contento cuando perdió Néstor Kirchner. Y sí, ya sé que Francisco y Mauricio son lo peor del empresariado corrupto, derechista y antipopular del país. Y que Kirchner fue el único que se animó a reabrir las causas judiciales contra los represores de la dictadura, el único que se plantó frente al FMI, y demás. Todo eso es verdad pero ya no podía seguir valiéndose de ese crédito. El crédito lo perdió cuando mandó a Guillermo Moreno a violar al INDEC y a tapar el desempleo y la pobreza, y lo sepultó cuando se alió con los barones del conurbano bonaerense y con la mafia sindical. Me puse contento porque aunque puso toda la carne al asador, él, que llegó a tener 70% de aprobación (incluida la mía), y arrastró a un gobernador con buena imagen y a una actriz famosa para sumar votos, ni aun así pudo ganar, porque la gente no come (tanto) vidrio y se cansó de que hiciera de presidente cuando nadie lo votó para volver a serlo.

Me puse contento cuando vi que Luis Juez ganaba en Córdoba y les espetaba a los kirchneristas arrepentidos su cobardía y su travestismo político, y a los radicales, que salieron segundos, su mezquindad. No sé si Juez es un tipo honesto, pero sé que lo que dice, si tuviera poder para hacerlo, sería bueno. Me reí y me gustó por su ocurrencia, por su certera forma de elegir las palabras, cuando dijo que el poder ya no estaría concentrado, que sería repartido, y que "cuando el poder se reparte, el pueblo se queda con la mejor parte".

Me puse mal cuando vi que los cómputos oficiales en Santa Fe abrían dando ganador por goleada a Carlos Reutemann, ese hombre de quien lo mejor que se puede decir es que no hizo nada durante los dos períodos en que gobernó la provincia. Me alegré al ver que en realidad se estaban cargando datos del interior de la provincia y no de Rosario, donde la tendencia se revertiría. Me sentí muy desilusionado cuando vi que Rubén Giustiniani perdía por un 2% de los votos, no por esa mínima diferencia, sino porque eso le da paso al senado, otra vez, a Roxana Latorre, de quien lo mejor que se puede decir es que no ha hecho nada, nada de nada, excepto ser la secretaria y repetidora fiel de Reutemann.

Me puse mal y sigo mal al ver que los ciudadanos de Santa Fe continúan votando a esta nulidad política, a este pseudo-partido compuesto de un ex-corredor cooptado por Carlos Menem, a esta "gran esperanza blanca" de la derecha peronista, y por sus abogados, contadores, amigos y parientes, sin militancia real, sin ideas, sin plataforma. Me enfurecí cuando lo vi jactarse de su victoria "contra todo y contra todos", y cuando en vez de saludar con caballerosidad al adversario que pudo, por poco, haberlo derrotado, volvió a repetir las mentiras que formaron parte integral de su campaña.

Me alegró que Agustín Rossi no llegara al 10% de los votos para diputado, y que tuviera que esperar hasta tarde para asegurarse de que él, él solo, entraría a la Cámara para seguir representando el triste papel de repetidor de las órdenes de Néstor Kirchner. Y me indignó que a su lado siga Héctor Cavallero, el primero de los intendentes socialistas de Rosario en democracia, el que pudo ser un digno gobernador pero se vendió y sólo sirvió para sumar votos, vía ley de lemas, a Jorge Obeid, ambos fervientemente menemistas en esa época,  ambos entusiastamente progresistas ahora.

Me gustó escuchar a Elisa Carrió, por una vez, no haciendo anuncios apocalípticos y apenas exagerando la importancia de la elección. Me gustó ver a Margarita Stolbizer satisfecha por su modesta elección. No me importa que me digan que son la derecha. Más de derecha y más peligrosos son los intendentes y gobernadores que desprecian tanto a los pobres que sólo se molestan en visitarlos cuando hay que ir a comprarles sus votos con limosnas. Más respeto me merece el conservador honesto que el revolucionario que se queda con los vueltos.

En estos meses, hasta que el nuevo Congreso asuma en diciembre, tendremos que lidiar con una epidemia de gripe A y con un seguro rebrote de dengue; con la crisis internacional, que ya ninguna adulteración de los números del INDEC puede ocultar; con la pobreza que nunca ha dejado de crecer; con la desesperación de un gobierno en caída y la maligna astucia de sus competidores más taimados. No sé cómo nos va a ir. Ojalá que los Kirchner hayan aprendido algo, y que sus seguidores hayan entendido que no puede haber una batalla a todo o nada para ver quién se queda con el país, sino que debe haber un diálogo. Siempre hemos tenido crisis aquí en Argentina, y siempre hemos salido, pero los que salimos siempre somos menos y cada vez un poco más pobres, más pesimistas, y lo peor, más insensibles (¿como mecanismo de defensa?) al dolor de los que quedaron atrás.

Me pone contento, al fin, que el avispero esté revuelto otra vez, y que haya una nueva oportunidad.

1 comentario:

  1. Este país esta hecho para que gobierne siempre el Peronismo. Por que? Porque como decia el Gral Perón: No es que nosotros seamos los mejores, sino que los demás son peores, o algo asi. Uno se fue antes con hiper, otro en helicoptero por idiota. Si te fijas bien Cobos sigue la tendencia y la Carrio también es un desastre, en sus declaraciones se desdice constantemente. El Movimiento siempre es dinamico, a veces va para un lado pero otras va para el otro. Quien te dice que se junte con los del Pro y volvamos a tener una Institución Judia hecha mierda. Este país NO TIENE SOLUCION.

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