lunes, 24 de noviembre de 2008

Actividades del fin de semana

Friday night fun Este fin de semana Marisa y yo nos la hemos pasado de joda, como se diría hablando mal y pronto (¡qué antigüedad!). El viernes a la noche fuimos a comer a casa de mi amiga Suely y aprovechamos para tomarnos parte de las bebidas que le sobraron de la fiesta de cumpleaños de temática brasilera que se dio hace un par de semanas. También recibimos invitación para otra fiesta brasilera (pero un bar) dentro de unas semanas. Suely está loca por Brasil, exagerada y comprensiblemente. (Yo la comprendo, y no conozco Brasil que por sus fotos.) La conversación derivó, como de costumbre, hacia lo malhablados, maleducados, malcriados y desagradablemente peinados que van los adolescentes por la vida, y cómo nosotros haríamos de nuestros hijos algo mucho mejor (pasados los 30 años, ninguno de nosotros tiene hijos, salvo Mariela, que admite que su pequeño vástago la ignora cuando así le parece oportuno). Después nos tiramos en el piso, vimos Los Simpsons y hablamos de películas.

Foto flogger con *Pele* El sábado por la tarde, bajo un sol impiadoso, nos fuimos hasta el shopping Portal Rosario para reunirnos con los fotógrafos Rosarigasinos y recibir a Graciela (*Pele*), que vive en Estados Unidos pero viaja mucho y que la mitad de Argentina ya debe conocer por Flickr y/o en persona. Graciela me cae bien por la tranquilidad y llaneza con la que habla de temas interesantes o de la vida. Hay mucha gente que para decir cosas interesantes grita, o arma discursitos, o ambas cosas, y pueden ser muy buenas personas pero cansan. A la pizza y Fernet de la noche anterior se le añadió un brownie con helado de crema americana y dulce de leche, y luego un café con leche cargadito. Nos sacamos múltiples fotos, observamos la profusión de adornos navideños y el nulo espíritu navideño reinante, y nos reímos de los floggers y de los emos (que se suelen reunir en el shopping).

Después de eso partimos, nos dimos una ducha y salimos nuevamente, esta vez para ir a cenar a casa de los padres de Marisa (con mis padres de invitados, además de la familia del hermano de Marisa). El sistema digestivo recibió más duros golpes, culminando con peras al vino tinto con helado de crema. Entre que a mi papá le gusta contar (repetir) historias de su juventud y a mi suegra aparentemente le encanta escuchar esa clase de historias, la cosa siguió hasta tarde, a pesar de que todos los demás estábamos listos para caer con la cara sobre el mantel.

El domingo Marisa se levantó para ir a trabajar y yo, después de desayunar y acompañarla, partí hacia mi casa, donde llegar y acostarme nuevamente fueron casi uno. Desperté para enfrentarme con un pescado asado con ensalada, tras lo cual volví a los tiernos brazos de Morfeo.

Maite con alas A las siete de la tarde continuó el periplo: fuimos a ver bailar danzas árabes a Maite, la sobrina de Marisa (que además de bailar, también toca instrumentos y estudia inglés: chicos muy ocupados los de ahora), en el teatro Mateo Booz. Marisa opina que la danza árabe es un poco ridícula cuando la bailan nenas tan chiquitas, aunque si se divierten haciéndolo está bien. Algunas de las chicas que vimos bailar estaban rígidas, muy asustadas; otras sonreían y remedaban despreocupadamente los movimientos sensuales de la danza. Las mayores, obviamente, tenían una idea más clara de lo que significa bailar de esa manera.

Marisa dice que, por más que le encante ver bailar, la típica danza árabe le cae un poco mal porque en último término es una danza creada para beneficio de los hombres, para que las mujeres se muestren y los complazcan, en el marco de una cultura que las somete. La verdad, tiene razón. Es un poco esquizofrénico esto de educar a las mujeres para que bailen sensualmente y luego demonizar la seducción y la exhibición de los atributos femeninos. Otras culturas tradicionalmente machistas (como la china o japonesa) cultivan un modelo de mujer que no sólo es discreta y sumisa sino que también intenta parecerlo en su apariencia y sus movimientos; sólo en el caso de los árabes parece que hubiera esta duplicidad. ¿O será que la danza es correcta si y sólo si la mujer se asume como objeto sexual para disfrute del hombre que la mira?

El domingo no estaba completo. Cruzamos Bv. Oroño y nos metimos en el jardín de la iglesia luterana, que estaba iluminado y lleno de gente. Era la Fiesta de la Selva Negra. Nos habían comentado que iban a ir unos fotógrafos amigos (habitués). Hubo que hacer mucha cola, pero un rato nos vimos en posesión de sendos vasos de chopp y (en mi caso) un choripán. Dirán ustedes, y tendrán razón, que yo me la estoy buscando. En mi defensa, no comí chukrut y resistí la tentadora visión de la torta de chocolate.

A las cuatro de la mañana tuve que levantarme a tomar una aspirina... Pero me la banco.

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