Calles con carros y caballos

Esquina céntrica (calle Alvear)
[click para ampliar en Flickr]


Cerca del Cruce Alberdi
[click para ampliar en Flickr]

En Rosario sigue habiendo muchos, muchísimos carros tirados por caballos, y conducidos generalmente por jóvenes o incluso niños, invariablemente pobres y sucios, que juntan maderas, cartones, chatarra y otros objetos.

No voy a hacer un poema trágico de esto. Me parece terrible que sigan circulando, que a nadie le importe mucho, y que nadie haga nada. Porque la verdad, seamos sinceros, nadie está haciendo nada por los pobres en el sentido de intentar que dejen de ser pobres, especialmente los chicos.

A lo sumo se está gestionando la pobreza, es decir, se les está dando a los pobres (en algunos lugares y de forma muy parcial e insuficiente) un lugar y algunas herramientas para que no se mueran de hambre o enfermedades de forma espectacular, y para que sigan manejándose como pobres.

La mayoría ignoramos a los chicos que manejan los carros, y a los caballitos sarnosos que los tiran. Unos cuantos (supongo que los automovilistas más; yo no tengo auto) les tiran una módica dosis de mala onda cuando pasan, violando todas las leyes de tráfico de una sociedad que ni siquiera contempla su existencia. Otros se enojarán porque la bosta de caballo ensucia la calle y apesta el aire. Unos pocos o muchos tendrán lástima. No faltarán, seguramente, quienes desearían que el gobierno o la naturaleza hicieran desaparecer de un plumazo a los pobres visibles, escandalosos recordatorios de que nuestro sistema de vida tiene una falla.

Estoy bastante seguro que a nadie se le ocurre, ni por derecha ni por izquierda, ni por caridad religiosa ni por secular humanismo, que estos pobres puedan dejar de serlo. Están abandonados, parecen fuera de lugar, como un carro a caballo sobre una avenida importante o una calle céntrica. Antes, según me dicen, un pobre podía dejar de serlo trabajando. Parece que eso se acabó hace mucho.